en el rocío de la mañana,
sucio y fresco, el melón embarrado.
(Basho)

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la sensación de tocar con los dedos
lo que no tiene realidad —
una pequeña mariposa.
(Buson)

miércoles, 30 de junio de 2010


Fernando Pessoa
(Lisboa 1888-1935)

Dadme rosas y lirios,
dadme flores, muchas flores
cualesquiera con tal que sean muchas…
No, ni siquiera muchas flores, decidme sólo

que me daréis muchas flores,
tampoco eso… Sólo escuchadme pacientemente cuando os pido

que me deis flores…
Que esas sean las flores que me deis…
¡Ay, mi tristeza de los barcos que pasan por el río,
bajo el cielo lleno de sol!
¡Mi agonía de la realidad lúcida!
Deseo de llorar absolutamente como un niño

con la cabeza apoyada en los brazos cruzados sobre la mesa,
y la vida sentida como una brisa que me roza el cuello
mientras lloro en esa posición.

El hombre que saca punta al lápiz en la ventana de la oficina
me llama la atención con las manos de su gesto banal.
Que haya lápices y que haya gente que les saca punta en la ventana ¡es tan extraño!

¡Y tan fantástico que estas cosas sean reales!
Lo miro hasta olvidarme del cielo y del sol.
Y la realidad del mundo me da dolor de cabeza.

La flor caída en el suelo.
La flor marchita (rosa blanca tornándose amarillenta)
caída en el suelo…
¿Cuál es el sentido de la vida?

[En Nuevas poesías inéditas, sin fecha. Imagen: Wu Guan Zhong. Traducción de Carlos R. Luis]

jueves, 10 de junio de 2010

Carlos Drummond de Andrade
Búsqueda de la poesía
(en A rosa do povo, 1945)

No hagas versos sobre acontecimientos.
No hay creación ni muerte ante la poesía.
Frente a ella la vida es un sol estático,
no calienta ni ilumina.

Las afinidades, los aniversarios, los incidentes personales no cuentan.
No hagas poesía con el cuerpo,
ese excelente, completo y confortable cuerpo, tan contrario a la efusión lírica.
Tu gota de bilis, tu máscara de gozo o de dolor en lo oscuro son indiferentes.
Ni me reveles tus sentimientos,
que se aprovechan del equívoco e intentan el largo viaje.
Lo que piensas o sientes, eso aún no es poesía.

No cantes a tu ciudad, déjala en paz.
El canto no es el movimiento de las máquinas ni el secreto de las casas.
No es la música oída de paso; rumor del mar en las calles junto a la línea de espuma.
El canto no es la naturaleza
ni los hombres en sociedad.
Para él, lluvia y noche, fatiga y esperanza, nada significan.
La poesía (no extraigas poesía de las cosas)
borra sujeto y objeto.

No dramatices, no invoques,
no indagues. No pierdas tiempo en mentir.
No te enfades.
Tu yate de marfil, tu zapato de diamante,
vuestras mazurcas y supersticiones, vuestros esqueletos de familia,
desaparecen en la curva del tiempo, son inservibles.
No recompongas
tu sepultada y melancólica infancia.
No osciles entre el espejo y la
memoria en disipación.
Que se disipó, no era poesía.
Que se partió, cristal no era.

Penetra sordamente en el reino de las palabras.
Allá están los poemas que esperan ser escritos.
Están paralizados, mas no hay desesperación,
hay calma y frescura en la superficie intacta.
Helos allí solos y mudos, en estado de diccionario.
Convive con tus poemas, antes de escribirlos.
Ten paciencia, si oscuros. Calma, si te provocan.

Espera que cada uno se realice y consuma
con su poder de palabray su poder de silencio.
No fuerces al poema a desprenderse del limbo.
No recojas del suelo el poema que se perdió.
No adules al poema. Acéptalo
como él aceptará su forma definitiva y concretada
en el espacio.

Acércate y contempla las palabras.
Cada unatiene mil caras secretas sobre la neutra cara
y te pregunta, sin interés por la respuesta,
pobre o terrible, que le des:
¿Trajiste la llave?

Repara:
yermas de melodía y de concepto,
ellas se refugian en la noche, las palabras.
Aún húmedas e impregnadas de sueño
corren por un río difícil y se transforman en desprecio.